Un año más, como todos los meses de junio, iniciamos un nuevo ciclo. Comenzamos con la plantación del arroz, pese a la que (no) nos está cayendo. Y es que la sequía está golpeando fuerte en tierras aragonesas y el arroz, como cualquier otro cultivo, necesita de la lluvia para su sustento.
De hecho, afrontamos este momento con valentía, casi como un acto de fe. Plantamos el arroz mirando al cielo esperando que llueva, arriesgando incluso nuestra economía sólo por el amor al cultivo. Un amor que sigue siendo lo que nos mueve cada año para continuar luchando por mantener vivo el cultivo de este cereal.
Desciende el cultivo de arroz
Lamentablemente, año tras año el número de hectáreas dedicadas al cultivo del arroz en Aragón está cayendo en picado. En los últimos 10 años hablamos de un descenso en caída libre que nos deja cifras muy desalentadoras.
En el año 2004 existían más de 15.000 hectáreas dedicadas al cultivo de este cereal, pasando a haber unas 4.500 en el año 2021. Actualmente calculamos que la cifra de hectáreas apenas supera las 2.000.
En este descenso intervienen diversos factores, y aunque la sequía puede parecer el principal problema, no es el único.
El cultivo del arroz es un cultivo complicado y económicamente costoso que cuenta con una problemática concreta y global: el manejo de malas hierbas, para la que no se han dado las herramientas suficientes.
Soluciones insuficientes
Como solución por parte de las administraciones se habla de la “siembra en seco”. Este es un método alternativo donde el cultivo se siembra directamente en el suelo seco y se riega poco después, con el que se pretende ahorrar entre un 50% – 70% de agua. Sin embargo, Aragón es una zona arrocera totalmente distinta del resto de zonas arroceras a nivel nacional, y lo que sirve en otras comunidades autónomas no podemos aplicarlo aquí. Es decir, no podemos utilizar la siembra en seco porque cuando el arroz está recién nacido, se muere debido al cierzo de nuestra región, lo que nos obliga a tenerlo con agua.
Estos problemas sumados a la falta de recursos y las insuficientes herramientas que se nos facilitan tienen como consecuencia que muchos agricultores cuyas tierras se lo permiten, acaben cambiando de cultivo, lo que hace que cada año siga descendiendo el número de hectáreas dedicadas al arroz.
Cultivar este cereal no es sencillo. Se necesita de maquinaria específica y saber del cultivo, del manejo del agua, de los tiempos necesarios, etc. Algo que es complicado si no se procede de una generación arrocera, por lo que es un hándicap más para los nuevos agricultores.
¿Calidad o precio?
La calidad del arroz en Aragón es una de las mejores a nivel nacional, y aunque como mencionábamos al principio, la devastadora sequía que estamos sufriendo es uno los grandes problemas que está afectando al cultivo, tenemos que señalar otros igual de importantes, como la competencia con los países asiáticos.
En España contamos con unas exigencias de calidad que no se exigen de la misma forma al arroz que llega de fuera, y aunque la calidad de estos arroces en muy inferior a la nuestra, no podemos competir en precio. Algo que nos afecta bastante, ya que, la situación económica actual de muchas familias en nuestro país hace que prime el precio por encima de la calidad.
Sin embargo, queremos recalcar que, pese a todas las dificultades, en Valareña seguiremos luchando por lo que amamos y lo que mejor sabemos hacer, el cultivo del arroz.
Escucha la entrevista realizada por Aragón Radio aquí (a partir del minuto 42)