No podemos estar más contentos, y es que por fin ha arrancado la campaña del arroz. Este es el momento más importante para todos nosotros, y es que es el momento en que aunamos cabeza y corazón en un mismo sentir y en una misma ilusión, la de un nuevo comienzo.
Sentimos un compromiso muy grande en cada comienzo de campaña porque el arroz de Valareña, el arroz de nuestra marca, reúne en cada paquete una parte de nuestra esencia, de nuestro buen hacer y de nuestra experiencia. Una calidad que se aprecia en cada uno de nuestros granos de arroz. Y con esa ilusión, la de conseguir siempre la mejor calidad para nuestro arroz, afrontamos cada nuevo inicio de campaña.
El cultivo del arroz en nuestra zona es muy diferente de otras zonas arroceras de España, y de hecho, nuestra climatología y nuestra tierra salina hace que nuestra calidad sea muy diferenciada y apreciada. Sin embargo, hay algo que tenemos en común con todas las tierras de cultivo y es que necesitamos de la lluvia para nuestro sustento.
Desafortunadamente ha sido un verano seco, y llevábamos meses con la vista en el cielo, esperando esas lluvias que el campo tanto necesita. Y mientras tanto, seguíamos trabajando.
Y llegó la lluvia…
Hace ya más de un mes que tenemos preparados secaderos, limpias y prelimipas y que estábamos esperando solamente a que llegase el arroz, con la misma ilusión que un niño espera sus regalos la noche de reyes.
Pero como dicen nuestras abuelas, todo llega en esta vida y en esta ocasión no podía ser diferente. Llegaron los remolques y llegaron las lluvias, pero ¡lo hicieron al mismo tiempo! Y eso era algo con lo que ninguno contábamos.
“¿Pero puede ser posible?”… fue el pensamiento unánime que atravesó la mente de todos nosotros. Ahora que vamos a cosechar se pone a llover, anda queee…
Si llueve no podemos cosechar porque, si bien el agua es imprescindible, al llover sube demasiado la humedad del arroz y eso puede mermar su calidad.
Sin embargo, y volviendo a mencionar el refranero español que tanto nos gusta… “nuca llueve a gusto de todos”. La lluvia ha llegado quizá en el momento menos oportuno, pero la lluvia siempre es bienvenida y después de tantos meses mirando al cielo y esperando su llegada, no vamos a lamentarnos ahora. Así que hemos decido tomárnoslo como una señal de buena suerte y con una sonrisa tan grande en nuestros rostros que ya nos alcanza de una oreja a la otra.
Somos de Aragón, y por supuesto, hacemos honra al dicho de que somos tozudos, así que una situación con la que no contábamos no nos va a hacer perder nuestra ilusión. Los ánimos de todos tras una dura temporada haciendo cuentas y con la cabeza centrada en la PAC, están ahora puestos en la cosecha, y ahí siguen con fuerza.
Por ese motivo, a pesar de la lluvia pero sobre todo gracias a ella, ¡la campaña continúa!